En 1987 Valdemar inició, con más ilusión que otra cosa, su ya larga andadura. En aquel entonces hacíamos un poco de todo, traducíamos y corregíamos nosotros mismos algunos de nuestros títulos, y aprendimos el noble oficio de la edición sobreponiéndonos a nuestros errores iniciales y sorteando múltiples escollos. Pero la vocación, llámese voluntad, especialmente cuando uno es joven, se siente capaz de superar todas las deficiencias y obstáculos que se va encontrando en el camino a su objetivo soñado.