Matthew Hopkins es el cazador de brujas más importante de Inglaterra. Viaja junto a Stearne, su brutal ayudante, por la campiña, prestando sus servicios donde lo llaman y aprovechándose de los eventuales juicios (a través de los placeres carnales que le podían brindar aquellas jovencitas acusadas de brujería que querían vivir un poco más y se dejaban convencer por las promesas de perdón del siniestro cazador).